y techo
y tacho,
porque me gusta que pocos miren
y muchos callen
porque es el momento en que pienso
luego insomnio.
Que tengo a Cernuda de testigo
y los placeres prohibidos encima de la mesa
sin abrir
por miedo a darle alas.
Alas, que es lo que falta
para poder tirarnos de azoteas
sin matarnos
que para eso ya tenemos el llanto
y la risa
la noche que se convierte en amanecer
y esas canciones que al final
quedan reducidas a utopías.
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