11 abr 2012

CUARENTA Y OCHO


Hoy me he saltado la tabla, he retrocedido cuando volvía a casa para oler una flor, me he agachado para hablar con un niño y me he dado cuenta de que ya no basta ponerse a su altura para ver el mundo como ellos, que hace falta algo más, algo que ya no tenemos, supongo. Hoy le he dicho al vecino si sube dos pisos en ascensor por placer o por necesidad y creo que no ha sabido contestarme. Hoy he contado los aparatos eléctricos que he usado y casi me doy asco. Hoy me he acordado de nuestra foto, esa en la que salgo con el sombrero amarillo y he prometido conseguirlo o al menos poner todo mi empeño. Hoy he revivido los deseos tejidos en tantas horas de vida cómplice. Hoy me he levantado con la radio y me he preguntado cómo una voz desconocida puede transmitir más que palabras. Hoy, enfrente de los columpios, en el parque, he tratado de averiguar por qué hay gente que sigue pensando que la felicidad está colgada en una web y basta con pinchar en download  para conseguirla.


Foto por cortesía de Lucía x)


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